Nacida a edad temprana en tierras hondarribitarras la amistad entre maese Pelos y yo,me llevo hace no pocos años a seguir a mi guía a la vieja Pamplona donde él y otros vikingos ilustres como maese Calamar,maese Griguol,maese Amena,maese Ajoarriero y otros abrieron la brecha donde se forjó la autentica leyenda de la Peña Vikinga.
Maestro entre los maestros diseñó la primigenia camiseta de la peña Vikinga y fue el coautor del cartel que se presentó al concurso de Sanfermines unos años atrás donde,por desgracia, no fueron bendecidos con el triunfo.Esta iniciativa fue una de muchas y su trabajo constante en la peña le llevaron a ser galardonado hace dos años con el trofeo vikingo por excelencia “el vikingo del año” y él mejor que nadie supo el honor y los rigores que el premio conlleva.
Una anécdota refleja sus buenas maneras en Pamplona,un día un espontáneo le metió los dedos en los ojos y sin perder su sonrisa derramó todo el líquido de su copa en la cabeza del citado individuo,abrazándose los dos después.
Enamorado de la mujer y de todas sus virtudes,ellas siempre recordaran a este vikingo encantador y extraordinario amigo, por llevar un pañuelo en la cabeza mientras trabaja incansablemente detrás de la barra en todas las capeas vikingas y esas memorables faenas alalimón.
Gracias a mi guía supe las grandezas de la fiesta navarra por antonomasia y cuando comienza cada año con la escalera,el run-run sanferminero me recorre el cuerpo y me viene a la cabeza la promesa que maese Pelos y yo hicimos “seguiremos yendo cada año a nuestros queridos sanfermines “.